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Logis Hôtels - Le Languedoc-Roussillon à la rencontre d'un terroir diversifié

Languedoc-Rousellón, al encuentro de una tierra diversa

Su estancia en Languedoc-Rosellón es la ocasión ideal para convivir con todo un crisol de gentes y culturas. El Languedoc-Rosellón se deja caer desde la cordillera central al Mediterráneo en tres etapas distintas. De la Lozère a las cumbres pirenaicas, la región le ofrece innumerables itinerarios.

Languedoc-Rosellón: de la Lozère a la Camarga

En Lozère podrá contemplar las llanuras de forraje del Aubrac, los bosques y los ríos de la Margeride, el paso ancestral de los rebaños conducidos cada verano por los pastores trashumantes.

La ecología adquiere todo su sentido en el corazón de estas tierras protegidas que albergan especies animales amenazadas y hoy en día reintroducidas. Los lobos y los bisontes se vigilan con atención y hoy en día se les puede observar sin peligro alguno en su propio territorio.

Los Cévennes, tanto tiempo impenetrables, también han conservado su idiosincrasia y reservan a los visitantes numerosos descubrimientos como la cría de los gusanos de seda, las aldeas salpicadas de tejados de pizarra, los castañares o el impresionante bosque de bambú de Prafrance.

Los amantes de los deportes acuáticos optarán por las Gargantas del Tarn donde pueden descender en barca o en canoa hasta los «cañones» por paisajes vertiginosos, fantásticas paredes escarpadas y cornisas talladas en la roca.

El Gard, donde confluyen los Cévennes, la garriga y la Provenza, aúna la riqueza de su pasado romano con las extensas llanuras de la Camarga, mitad agua mitad tierra, refugio de la sal y la arena. Los colores de la naturaleza quedan ensalzados en el rosa de los flamencos, el negro de los toros y el blanco de los caballos...

Su estancia en la costa de Languedoc y el interior

Desde Montpellier acérquese a la costa, virgen en su gran parte, donde aparece un ramillete de localidades de veraneo con inmensas playas de arena y un rico patrimonio que se puede admirar en las iglesias románicas y góticas, en los sitios agazapados en elevados parajes de gran belleza, y en los palacetes renacentistas cuyos frescos y misteriosos patios no difieren mucho de los que frecuentaron Molière o Rabelais.

El parque natural del Haut-Languedoc, entre el páramo y la garriga, ofrece unos paisajes impresionantes: cañones vertiginosos, lagos de riberas rojas y ocres... Durante su estancia en Languedoc-Rosellón descubrirá más adelante el interior donde, coronando una cumbre o en un recodo del camino, aparecen repentinamente «ciudadelas de vértigo», abadías y colegiatas agazapadas en los recovecos de las colinas.

Ahí aparece Carcasona. La ciudad medieval más grande de Europa parece salida directamente de una película de capa y espada. Los célebres viñedos del Minervois y de Corbières la rodean para hacer las delicias de los amantes de los grandes caldos con todos los matices de estas tierras luminosas.

La costa catalana y el Rosellón

Perpiñán, la capital del Rosellón, ha sabido proteger su patrimonio original, su herencia cultural desde los reyes de Mallorca a los bronces femeninos del escultor Maillol. Durante su estancia en Rosellón le esperan gratos descubrimientos como Tautavel, donde se descubrió el cráneo del homínido europeo más antiguo (de ¡450.000 años!) y Céret, donde están expuestos los grandes precursores del arte contemporáneo: Picasso, Matisse o Chagall, quienes cayeron rendidos ante el encanto de la inefable luz de la costa catalana.

Las atractivas playas y calas se suceden asimismo en Collioure, Saint-Cyprien o Port-Vendres. Los Pirineos catalanes, abiertos ampliamente al Mediterráneo, ofrecen todos los placeres de la montaña.

Las abadías románicas, en nido de águila o en los valles a pie del Canigó, aún se alzan con sus torres almenadas y sus apacibles claustros. En verano, estos templos se abren para celebrar distintos festivales de música para hacer las delicias de los visitantes más melómanos.

Languedoc-Rosellón, una tierra de especialidades culinarias

Durante su estancia en Languedoc-Rosellón, no se pierda las especialidades locales como la brandada de Nîmes, las ostras de Bouzigues, los chopitos a la sétoise (estilo sete), las blanquetas (guisos de carne blanca) de Limoux, los moscateles y banyuls...

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2014-09-08T12:19:14+00:00
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